+ Manuel Herrero Fernández, OSA. Obispo de Palencia
En estos días que he estado un poco “aparcado” por circunstancias sanitarias, he podido, además de orar, reflexionar, y sentir el “corazón de la Iglesia Diocesana que oraba por mí como cuando Pedro estuvo en la cárcel (Cfr. Hech. 12,5), oír la radio, varias emisoras con sus respectivas tertulias y tertulianos, leer periódicos, etc. En ocasiones me ha sentido herido por los acontecimientos, como por el niño Julen, la situación de Venezuela, otras gozoso, por ejemplo, con el éxito de la JMJ en Panamá, otras ilustrado y enseñando sobre la política europea o la educación, etc.
Particularmente he sentido dolor cuando, con motivo de unas declaraciones del papa sobre la situación de Venezuela a la vuelta en avión de la JMJ de Panamá, se han dicho barbaridades. Algunos califican al Papa Francisco del papa “Cisco”, -qué mala idea- de peronista, o de comunista larvado, de anticristo, de populista, de indigno comparándole con San Juan Pablo II -“el papa pastoral”, y Benedicto XVI, el papa sabio, teólogo, como si el papa Francisco no tuviera una línea pastoral, en continuidad con la Iglesia del Vaticano II y los papas posteriores, sobre todo San Pablo VI, etc. El papa es un pastor con olor a oveja, que va delante, en medio y detrás del rebaño. Algunos han pedido su renuncia, o la están esperando. Y esto por recoger algunas de las expresiones. Y no únicamente de no creyentes, aunque algunos se definen “culturalmente católicos”, otros, desde su ateísmo, no creencia o indiferencia, pero otros son católicos y que duele más, porque son hermanos en la fe.
Yo no voy a defender al papa; no necesita la defensa de este pobre obispo, aunque si expreso mi comunión con él. Pero me duele que no triunfe la verdad y la justicia y quede herido el amor.
Pienso que muchas veces hablan desde la mejor buena voluntad, como si quisieran salvar al papa, a la Iglesia y al mundo, cuando el único salvador es Jesucristo; otros, desde no tan buena voluntad, utilizando al papa, queriendo que el papa piense como ellos y apoye su visión de la realidad. Y la mayoría desde la ignorancia de lo que el papa realmente es, su función carismática y ministerio, o ha dicho.
¿Qué hacer nosotros, sencillos fieles cristianos que queremos vivir nuestra fe y vivir en comunión en la Iglesia, pero en esta hora?
1. Conocer bien la palabra del papa, recogiendo sus palabras y textos, sin filtraciones, sin recortes, sin interpretaciones espureas. Hay que ir al original, no fiarse de un titular de los medios sin más o resúmenes hechos por otros. Ir a las fuentes. Esto es lo que había que aplicar a lo que dijo el papa sobre la situación en Venezuela, no sólo en el avión de vuelta, sino en el mismo Panamá y lo que viene diciendo y expresando desde hace varios años.
Por ejemplo, ha dicho “En Panamá he pensado mucho en el pueblo de Venezuela, al que me siente particularmente unido en estos días ante la grave situación por la que atraviesa Venezuela; pido al Señor que se busque y se logre una solución justa y pacífica para superar la crisis, respetando los derechos humanos y deseando exclusivamente el bien de todos los habitantes del país”.
2. Saber que el papa cuando habla no habla por hablar, desinformado, sino después de haber oído a los obispos del respetivo país que está pasando por circunstancias especiales. No prescinde de sus hermanos los obispos. Varias veces ha expresado su profunda comunión con los obispos y las iglesias de Venezuela y sus declaraciones y tomas de postura de palabra y obra, que son los cristianos que están viendo y viviendo la situación angustiosa del pueblo, porque ellos forman parte de ese pueblo. Así lo ha expresado varias veces el cardenal Baltazar Porras, arzobispo de Mérida y Administrador Apostólico de Caracas.
Con relación a Venezuela, por ejemplo, el papa no ha dicho que sea un conflicto la situación actual. Olvidan el significado de conflicto, como si el papa quisiera situarse en un medio neutral. O, porque ha pedido que no haya derramamiento de sangre, no quiere decir que no sepa y sienta que hay cinco millones de emigrados, que ha habido muertos, que se pasa hambre, que no tienen medicinas, que hay opresión de la libertad, que hay dictadura. Lo que quiere es advertir del mayor mal: una guerra civil. No se puede pedir que todo se diga en una frase.
3. Con relación a los dos papas anteriores, uno santo y el otro vivo, no tiene sentido entender su ministerio como disyuntiva, sino como continuidad discontinua, por varias razones, entre ellas, porque son personas distintas, con origen geográfico y eclesial distinto, formación distinta, con valores complementarios. Predican el mismo Evangelio, a Jesucristo, el mismo salvador, aman a la Iglesia y a los hombres, y buscan el bien de los más humildes.
4. Termino pidiendo a los palentinos que antes de hablar y comentar con otros sobre la postura del papa en esta ocasión y siempre, nos enteremos bien de lo que ha dicho, en esa situación y en otras, cuál es su pensamiento global o las líneas y convicciones más profundas; no se nos pide que nos quitemos la cabeza, sino que seamos sanamente críticos siempre, también con lo que se dice en los medios, en ocasiones son verdades a medias, que no consideren que es lo mismo una declaración a los medios que un documento magisterial en el que marca su pensamiento. Y terminaría que roguemos todos por Venezuela desde la postura de ponernos en el pellejo del que sufre. Y roguemos por el papa para que siga fiel al Espíritu de Cristo y nos ayude a todos a vivir en libertad, justicia y fraternidad, hijos todos del mismo Padre y hermanos todos en Cristo.