Los nuevos mosqueteros de Europa: One of us - Uno de nosotros

Los nuevos mosqueteros de Europa: One of us - Uno de nosotros

+Manuel Herrero Fernández, OSA. Obispo de Palencia

Desde hace muchos días, -la pista me la dio el Diario Palentino- he seguido lo que se ha escrito en varios medios sobre una plataforma cultural, patrocinada entre otros por Jaime Mayor Oreja (San Sebastián, 1951), por parte española, y otros pensadores católicos europeos como Rémi Brague (Paris 1947), profesor emérito de Filosofía Medieval en la Soborna, Thierry de la Villejégu, Pierre Manet, entre otros. Los quiero denominar los Nuevos Mosqueteros. Esta plataforma presentó el domingo 24 de febrero en el Senado de París un Manifiesto que invito a leer y a meditar. Sobre este manifiesto han escrito en España muchas personas, entre ellas, Jon Juaristi, José Ignacio Sánchez Cámara.

Como dice Sánchez Cámara “El objetivo de la plataforma One of Us es contribuir a que Europa recupere plenamente los valores y principios que al forjaron como civilización y de los que depende la continuidad de la misión histórica. Estos principios y valores no pertenecen a un pasado al que quisiéramos regresar, son eternos, intemporales y permiten contribuir a la solución de los problemas del presente” (ABC, del 23 de febrero de 2019, página 3). Considero que este manifiesto está en línea con el pensamiento los Sínodos de la Iglesia católica sobre Europa, de los papas Juan Pablo II, Benedicto X VI y Francisco.

Comienza el manifiesto constatando “una gran crisis moral de Europa que amenaza su civilización, fundada sobre Atenas, Jerusalén y Roma, una civilización que tiene cinco fuentes o pilares: la filosofía griega, el derecho romano, las religiones bíblicas -judaísmo y cristianismo- la ciencia moderna y el reconocimiento de las libertades fundamentales. Estas bases de la civilización europea se ven minadas hoy por tendencias como la devaluación de la búsqueda de la verdad, el positivismo jurídico, el laicismo militante y la cristofobia, el relativismo y la idolatría de la técnica, el totalitarismo y el recurso a la algarada y la violencia” (Jon Juaristi, ABC, 22 de febrero de 2019). Podríamos añadir nosotros el materialismo, el hedonismo, el individualismo, los insultos, la corrupción, los nacionalismos excluyentes, la falta de diálogo, etc. Todo ellos, consideran que nace del ateísmo y su consecuencia: la negación de la condición humana en su aspecto más sagrado. Por cierto, sobre esto se está hablando mucho como refleja el libro del profesor de historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Yuval Noah Harari (1976), autor de “De animales a dioses” y últimamente de “Homo Deus”- Breve historia del mañana, ed. Debate, Barcelona, 2017, donde defiende que en el mañana el hombre será dios, hasta superar la muerte con la creación de la inteligencia artificial.

Frente a esta realidad proponen la afirmación de la vida contra el aborto, la manipulación genética y la eutanasia, la promoción de la familia basada en el matrimonio entre el hombre y la mujer, la promoción de la natalidad y la conciencia sobre el invierno demográfico en el que estamos, la afirmación de la binariedad sexual, el rechazo de la ideología de género, que reniega de la naturaleza, la libertad de pensamiento, expresión y educación, la reproducción natural contra la gestación subrogada-vientres de alquiler- y la fecundación in vitro, y el desarrollo del potencial de la naturaleza humana frente al transhumanismo. (Jon Juaristi).

Lógicamente muchos críticos y lectores no estarán de acuerdo con este diagnóstico o iniciativa valerosa y a contracorriente con un programa de transición para la Europa angustiada y confusa en todo o en parte, y con la terapia que el manifiesto señala que sería, “el cuidado del alma” (Patocka) Algunos echan de menos la referencia al Islam, al problema de los refugiados e inmigrantes, la responsabilización del ateísmo como causa casi exclusiva de la crisis moral europea. Por descontado se trata no de volver al pasado, sino de regenerar, de recuperar la vitalidad europea desde el punto de vista no político, ni económico ni social, sino intelectual y moral, y- como dice Sánchez Cámara-, por ende, educativa, es decir una invitación a profundizar en el campo de los principios y valores que habitan en la profundidad de la vida social; se trata de lo que los hombres y mujeres creen y su sistema de preferencias y desdenes, es decir, un tema eminentemente cultural: Ser Europa. Como dice el título del manifiesto: “Por una Europa fiel a la dignidad humana”. Es lo que San Juan Pablo II dijo en Santiago de Compostela en su primer viaje a España: “Europa, vuelve a encontrarte, sé tú misma. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes. Reconstruye tu unidad espiritual... Todavía puedes ser faro de civilización y estímulo de progreso en el mundo”.