Como en otras ocasiones, desde la Diócesis de Palencia, se elaboran unos materiales que, a modo de orientación y apoyo, nos ayuden a vivir con intensidad los Tiempos Litúrgicos fuertes. En esta ocasión, para celebrar la Cuaresma en este año 2021, la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) de nuestra diócesis ha elaborado los materiales que quieren ser un apoyo para su uso en las celebraciones dominicales y para la oración personal.
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“AHORA ES TIEMPO OPORTUNO”
«Ahora es tiempo favorable, ahora es tiempo de salvación» (2Cor 6,2)
Este versículo de la segunda lectura del miércoles de ceniza nos invita a vivir la cuaresma como un tiempo favorable, un tiempo de OPORTUNIDAD para re-orientar nuestra vida hacia el plan de Dios: ser Padre en una sociedad fraterna.
«Una tragedia global como la pandemia de Covid-19 despertó durante un tiempo la consciencia de ser una comunidad mundial que navega en una misma barca […]. La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades.» (FT 32)
La pandemia que sigue asolando nuestras vidas ha puesto de manifiesto, entre otras realidades, que hemos estado construyendo durante años una persona y una sociedad, sobre unas bases débiles, frágiles. Enfermedad, dolor, soledad, fragilidad, vulnerabilidad, son palabras que estamos repitiendo cada día al observar los “destrozos” que la pandemia está dejando a nuestro alrededor.
Creíamos en el progreso y el desarrollo sin límites, y la realidad nos ha hecho ver que somos más pequeños de lo que pensábamos. Hemos hecho un mundo en el que “no cabemos todos” y por eso muchos hombres y mujeres son silenciados, descartados, escondidos tras unos muros que encierran y nos encierran (cfr. FT 27). El modelo cultural dominado por el rendimiento económico ha hecho que la persona, creada a imagen y semejanza de Dios, quede reducida a un objeto, un medio a utilizar y no un fin en sí misma (cfr. FT 24).
Este tiempo, sin embargo, también está ayudando a vislumbrar luces que hacen renacer la esperanza de que una nueva realidad, un mundo renovado es posible. Quizá la pandemia es una oportunidad para redescubrir nuestro ser persona, reafirmar la fraternidad y recrear unas nuevas relaciones con la creación.
Muchos signos de vida se han puesto de manifiesto a nuestro alrededor. Descubrir nuestra fragilidad nos ha hecho entender que son más las cosas que nos unen que las que nos separan. Hemos mirado a lo esencial de la vida dejando a un lado aquello que no nos hace ser más personas; volvemos a valorar el tiempo “perdido” al lado de alguien que nos necesita; lo sencillo y pequeño se ha vuelto esencial; la entrega, abrir la puerta al vecino para saludar, sonreír, preguntar, ayudar…
La pandemia está siendo (puede ser) una oportunidad para crear esta nueva realidad. ¿Sabremos aprovechar este tiempo oportuno? ¿Seremos capaces de construir alternativas de sentido al mundo que nos niega crecer en fraternidad? No podemos volver a las rutinas de antes, porque vemos que nos conducen a un callejón sin salida, con efectos demoledores en el ser humano, social y ecológico. Hagamos de este tiempo una oportunidad.
«A pesar de estas sombras densas que no conviene ignorar… hay caminos de esperanza. Porque Dios sigue derramando en la humanidad semillas de bien.» (FT 54).
En este contexto llega de nuevo la cuaresma, una nueva oportunidad para reorientar nuestra vida (personal, social, eclesial). Tenemos por delante «un tiempo favorable» para renovar, cambiar nuestras prioridades desde el encuentro con el Dios que nos regala su amor en Jesús muerto y resucitado. La cuaresma nos ofrece la oportunidad de volver los ojos a Dios, a nosotros mismos y a los hermanos, encontrando las claves para recrear la realidad desde su plan de salvación.
Vamos, pues, a aprovechar esta nueva oportunidad para volver nuestro corazón (metanoia) al proyecto que Dios tiene para la humanidad. La Palabra de Dios ilumina este camino nuevo, este tiempo de oportunidad.
Planteamiento de cada semana
Como Jesús, también nosotros, a lo largo de la vida, experimentamos la tentación de construir nuestro proyecto vital al margen de la voluntad de Dios, dejándonos arrastrar por los reclamos individualistas y consumistas de esta sociedad. (1º domingo). Este tiempo nos brinda la oportunidad de descubrir en qué dimensiones de nuestra vida necesitamos un cambio para que el plan de Dios se vaya realizando en nosotros y a nuestro alrededor.
En el camino del seguimiento, los discípulos tuvieron la experiencia de contemplar el rostro transfigurado de Jesús (2º domingo). En él contemplaron el anticipo de la humanidad nueva, lo que estamos llamados a ser, la utopía del Reino que se va haciendo presente en medio de nosotros. A nuestro alrededor hay realidades luminosas que reflejan el rostro transfigurado de Jesús.
El Templo, lugar de la presencia de Dios en medio de su pueblo, se había convertido en un mercado donde los comerciantes hacían su negocio (3º domingo). La persona, especialmente los más pobres y descartados, es el templo de Dios, verdadero lugar donde dar culto agradable “en espíritu y verdad”. Este tiempo de pandemia que vivimos nos puede ayudar a comprender que el centro de una “nueva normalidad” ha de ser siempre la persona, todas las personas.
¡Cuántos gestos de cariño a lo largo de estos últimos meses! Susurros que acariciaban; miradas que besaban más allá de donde los labios podían llegar; palabras que arrancaban sonrisas; manos que estallaban en gestos de gratitud… Así es el amor de Dios (4º domingo). Su pasión por el ser humano ha querido derramarse por entero en su Hijo amado. La ternura de Dios transfigura nuestra realidad. Podemos encontrar junto a nosotros muchas señales de este amor infinito del Padre-Madre. Oportunidad para dejarnos amar por Dios.
Si miramos a nuestro alrededor nos podemos dar cuenta de que cuando somos capaces de vivir para los demás, entonces, la realidad se transforma y somos más humanos (5º domingo). Muchas personas están demostrando que “perder es ganar”, que darse es poner vida alrededor. Tenemos la oportunidad de descubrir tantos signos de entrega que crean horizontes nuevos, semillas preñadas de Reino.
La cuaresma de este 2021 nos regala este tiempo para reajustar nuestra vida, volver a centrarla en lo que Dios espera de nosotros. Un tiempo de cuidar/nos volviendo la mirada hacia Jesús que se entrega, viviendo en fidelidad al proyecto de Dios, y un tiempo de crear, vivir el compromiso de reconstruir un mundo (casa común) más parecido a lo que Dios nos regala con su Hijo Jesús.
Es una nueva oportunidad para configurarnos con el proyecto liberador del Padre/Madre que nos regala su amor en Jesús, que muere y resucita para siempre.
El cartel
Lema: “Ahora es tiempo oportuno”
Oportunidad. Es la idea fuerte en el planteamiento de esta cuaresma. La realidad nos regala una oportunidad para crecer, cambiar, generar novedad; la cuaresma es una oportunidad para acompasar nuestros proyectos personales, nuestros estilos de vida, con la voluntad de Dios, con su proyecto de humanidad, de fraternidad universal. Dios nos regala esta oportunidad: es el «tiempo favorable».
Tiempo. En la línea de la Programación diocesana 2020-2021 (“Tiempo de cuidar. Tiempo de crear”), el tiempo es más que el transcurrir de las horas del reloj. Es un tiempo especial, propicio, «un tiempo eje» en el que se nos da esta nueva oportunidad para cuidar y crear.
Ahora. La oportunidad es ya, ahora; ¡éste! es el momento, no podemos esperar. La cuaresma activa nuestra vida, invita a «generar, iniciar, hacer surgir… toda una dinámica esperanzadora». Estamos urgidos a volver el corazón hacia Dios, hacia los hermanos, hacia los pobres, hacia la casa común que habitamos.
La imagen
El gesto no puede ser más claro, sencillo y universal. Es una forma de asentir a lo que nos proponen; manifestar nuestro acuerdo; mostrar nuestro respaldo a alguien; animar a seguir adelante; dar un signo de confianza; expresar que todo está listo… ¡Estamos de acuerdo: ahora es el tiempo oportuno! ¡Ánimo, adelante; todo está preparado!
Asumir esta oportunidad es una tarea compartida, comunitaria. Juntos vamos a aprovechar este tiempo; juntos vamos a cuidar/cuidarnos; juntos vamos a crear caminos nuevos de fraternidad; juntos apostamos por el Reino; juntos decimos ¡sí!: ¡Ahora es tiempo oportuno!
La hoja dominical
Ofrecemos una hoja para la celebración de cada uno de los domingos. Su utilidad será la que cada uno valore: puede servir para las celebraciones dominicales (texto del evangelio, reflexión, oración…), para la reflexión y oración personal o comunitaria durante la semana… En este tiempo de restricciones de movilidad y de limitaciones de aforo puede ser un buen instrumento para ayudar a la celebración de la cuaresma a los cristianos que no pueden participar presencialmente en las celebraciones. Cada uno sabrá cuál es el mejor uso que puede hacer en su comunidad.
El esquema de la hoja es el de la Revisión de Vida.
• Siempre habrá una mirada a lo que nos está pasando (VER), a través de alguna experiencia, testimonio, breve análisis de la realidad.
• Estaremos invitados a acoger la Palabra (JUZGAR): encontraremos el texto del Evangelio de cada domingo (entero o un fragmento) y una pequeña reflexión sobre el mismo.
• Piensa y actúa. No puede faltar la reflexión personal y la llamada al compromiso (ACTUAR): unas preguntas para mirar a nuestro interior y a la sociedad; unas propuestas de acción…
• Un texto con el que oramos juntos. Cada domingo habrá una oración, poema, salmo… que podemos utilizar en las celebraciones (leído por toda la asamblea, proclamado por un solista…). También es una ayuda para la oración personal.
• El acceso a las nuevas tecnologías (¡ya no tan nuevas!) está al alcance de todos y todas. Por eso, cada domingo tendremos alguna pista para ver y escuchar.
Hagamos que esta cuaresma no sea “una más”, porque ahora es tiempo oportuno.