Homilía de nuestro obispo en el JUEVES SANTO 2023

Compartimos la retransmisión de la Eucaristía en el Jueves Santo, que se está celebrando en nuestra Catedral, y la homilía de nuestro obispo D. Manuel.

 

HOMILÍA DE NUESTRO OBISPO EN EL JUEVES SANTO 23

 

Con esta celebración vespertina que conmemora la Última Cena del Señor Jesús antes de padecer muerte y muerte de cruz, misterio que se hace presente en cada Eucaristía donde anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús, entramos en el TRIDUO PASCUAL DE LA PASCUA DEL SEÑOR, tres días en honor de Cristo muerto, sepultado y resucitado.

Y lo comenzamos con este prólogo o introducción a su pasión, muerte y resurrección que nos ha presentado San Juan en el Evangelio, donde se proclama la exaltación de Cristo por la cruz y su glorificación por la resurrección. «Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos u estaban en el mundo, los amó hasta el extremo, hasta el fin... y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía...» (Jn 13, 1-3).

Jesús es consciente de su fin, de su paso de este mundo al Padre; es dueño de si mismo, es quien domina los acontecimientos, sabe que le van a traicionar. Jesús expresa su amor a los suyos, a los discípulos que estaban en el mundo y a todos nosotros, aquí reunidos, un amor hasta el extremo.

Toda la vida de Jesús es expresión de amor hasta el extremo de dar la vida. Todo el misterio de la cruz y de su glorificación en la resurrección es un amar hasta el fin. Por amor el Verbo se hizo carne, que salió de Dios, compartió nuestra existencia, realizó signos, nos mostró el camino de la Bienaventuranza y vuelve al Padre, pero no volverá sólo, porque nos ama nos llevará con Él.

En aquella memorable cena Jesús anticipa todos los acontecimientos de la pasión, de su entrega total de sí mismo en el pan y el vino., nos deja el gran sacramento o signo que tiene la Iglesia del amor de Jesús: la Eucaristía. San Juan no nos la narra, pero sí San Pablo.

Una cena que Jesús hace siguiendo las disposiciones judías sobre la Cena Pascual con un cordero. El paso del Señor por la tierra de Egipto para liberar de la esclavitud y darle la libertad y que San Pablo nos describe cómo la celebraban los primeros cristianos, cenando y recordando la entrega de Jesús por amor, un amor que nos libera y que supone una alianza nueva y eterna, sellada con la sangre, no de un cordero, sino del mismo Cristo. Su muerte ha cambiado de signo: ya no es sólo ruptura de una vida, sino signo de alianza, de la alianza de Dios con los hombres y de los hombres con Dios, una alianza que lleva consigo el perdón de los pecados.

San Juan, poniendo el lavatorio de los pies nos indica qué clase de amor es el de Jesús. Un amor que lava, que perdona los pecados, un amor que se entrega y se hace alimento y bebida. Un amo que se hace esclavo, que se hace servicio. Él vino no a ser servido sino servir y dar la vida.

Nos recuerda y provoca para que nosotros amemos igual: un amor que se hace entrega, don, regalo no de algo externo sino de nosotros mismos. Un amor que se hace servició. Un servicio sin amor degrada al hombre, no es digno del ser humano; un servicio hecho por amor eleva, glorifica al hombre. ¿Cómo es nuestro amor? Es lo que tenemos que vivir aquí, en nuestra sociedad en la que se busca sobre todo el dinero, el poder y el placer a cualquier precio. Él nos dijo: «Haced esto en memoria mía», y no sólo los presbíteros o sacerdotes de la Iglesia, para que repitamos ritualmente lo que Jesús hizo, sino para que todos, también los sacerdotes, vivamos de su mismo amor. En eso conocerán que somos suyos, sus discípulos, que somos cristianos, aunque cueste. Un amor como el suyo es la fuera más potente, la más revolucionaria en nuestro mundo. Es la fuente de esperanza futura, de nueva vida, de resurrección y victoria.

+ Mons. Manuel Herrero Fernández, OSA

Obispo de Palencia