Nuestra reflexión de este quinto domingo de la Pascua la centramos en la frase que Jesús hoy nos dice sobre Él: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Definición que podemos trasladar a la vivencia de nuestra Pascua, porque la Pascua no deja de ser CAMINO, VERDAD y VIDA.
Camino
La civilización romana creó una red enorme de caminos como forma de gobernar el imperio. Caminos y calzadas cruzaban toda la geografía y permitían acceder desde Roma a cualquier rincón de la ecumené. Nuestra red viaria actual supera con creces la de los romanos y disponemos de infinidad de caminos. Caminos de hierro, carreteras, sendas, rutas aéreas y marítimas nos permiten alcanzar cualquier destino. Nuestro mundo lo conforman miles de caminos. Muchos de ellos no llevan a la felicidad y otros llevan a destinos equivocados. Con frecuencia elegimos caminos fáciles, cortos, sencillos, agradables que conducen a metas muy cercanas y terrenales. Entre tantos caminos se nos propone un único camino que debemos seguir para alcanzar la felicidad, la plenitud de vida y llegar al Padre. Este camino no sólo nos lo propone Jesús, sino que es Él mismo. El camino que Jesús nos ofrece tiene un destino diferente, un camino a veces mal asfaltado, con piedras y baches pero que nos lleva al mejor de los destinos, la casa del Padre en mayúsculas. Es el camino correcto el que nos muestra el Señor que se hace camino para que siguiéndole alcancemos el cielo. La pascua es, por tanto, ese camino que nos lleva al encuentro con Dios y que tenemos que recorrer.
Verdad
Nos acostumbramos a verdades a medias y a medias verdades. Nos cuentan muchas verdades que acaban siendo simples mentiras. Necesitamos la verdad porque sin ella nos sentimos engañados, no nos sentimos seguros. En una sociedad de mentiras y engaños, de falsas verdades necesitamos saber y conocer la verdad. Jesús nos dice que es la Verdad, en mayúscula, la absoluta verdad. La verdad porque es la fuente del conocimiento, porque nos revela a Dios Padre. Sin la verdad no alcanzamos a conocer a Dios. Sin la verdad no descubrimos en el otro a un hermano. El Cristo de la Pascua es la verdad que nos revela nuestra condición de seguidores del Señor. Nuestra Pascua se convierte en tiempo de vivir la verdad y con verdad nuestra vida.
Vida
La última definición de Jesús nos lo muestra como la Vida. Una vida en plenitud, llena de amor, de alegría y de paz. Una vida plena de servicio y entrega. Una vida gastada por todos nosotros. El tiempo de pascua nos propone vivir la vida en plenitud como Cristo y abandonar una existencia con falta de vida. Entre tantos síntomas de muerte como descubrimos a nuestro lado, Jesús es vida. Resucitar supone recuperar la vida. Una vida que no se refiere exclusivamente a la de aquí abajo, la terrenal, sino que nos abre a la gran Vida, la que alcanzaremos en el cielo. Se nos pide hoy descubrir los síntomas de la vida que Dios nos da. Tenemos que vivir con entusiasmo la vida espiritual porque es la oportunidad que Dios nos da para regalarnos a los demás. En eso consiste la vida, el regalo más hermoso que Dios nos ha dado, vivirla con los demás y para los demás. Viviendo como Cristo acertaremos a vivir la vida como camino hasta el encuentro con el Padre.
Comentario al Evangelio del 7 de mayo de 2023, por José María de Valles, delegado diocesano de Liturgia. Emitido en “Iglesia Noticia” de la Diócesis de Palencia.