Material para el Animador de la Palabra.
Celebración del III Domingo de Cuaresma. 24 de marzo de 2019.
1. AMBIENTACIÓN
Seguimos utilizando el cartel: COMUNIDADES QUE RAGALAN VIDA. O, lo que se haya elaborado en la zona pastoral.
2. RITOS INICIALES
Monición. Hermanos y hermanas, caminamos con paso firme y decidido hacia la Pascua, y nos vamos alentando con la Palabra y la oración; se nos recuerda insistentemente la necesidad de la conversión: “dar buenos frutos” y muchas veces nos damos cuenta que no damos ninguno. Tomar conciencia de nuestra pobreza nos conecta directamente con la paciencia del buen Dios, Él, nos riega una y otra vez con el agua fecunda del Espíritu y sigue esperando, con cariño de Madre, que demos algún fruto.
Canto
Saludo. Hermanos y hermanas, bendigamos juntos al Señor, que nos quiere libres y fecundos.
Acto penitencial
Porque respondemos perezosamente a tus llamadas, Señor, ten piedad.
Porque el pecado nos frena demasiado, Cristo, ten piedad.
Porque podemos dar más y mejor fruto, Señor ten piedad.
Oración. Dios, Padre bondadoso, que has hablado al mundo con la sabiduría de tu Hijo y nos has salvado con la fuerza sorprendente del Redentor; ilumínanos para darte culto, como ÉL, entregados y cumpliendo tu voluntad. Por N. S. J.
3. LITURGIA DE LA PALABRA
Monición a las lecturas. En la primera lectura se narra uno de los primeros encuentros personales y sorprendentes de Dios con Moisés. Dios aborda a Moisés en el camino, mientras hacia su trabajo y le comenta su gran preocupación: No está dispuesto a seguir soportando la opresión que sufre su Pueblo por parte de los faraones. Y le pide colaboración para liberarlos. A Moisés le cuesta decir sí a Dios.
San Pablo nos insta a vivir de cara a la verdad, con honestidad, confiando en la seguridad que nos viene de Dios, y no en nuestras pequeñas seguridades.
Del relato Evangélico podemos destacar la paciencia del buen Dios, Él no se cansa de esperar, siempre espera que nos demos cuenta de nuestra esterilidad, para acoger el agua y dar algún fruto.
Lecturas. Ex 3,1-8a.13-15. Salmo o canto. 1Cor 10,1-6.10-12. Aclamación. Lc 13,1-9. Breve silencio.
Comentario homilético. El texto del Éxodo evoca un encuentro extraordinario, impactante, vocacional de Dios con Moisés. Nos fijamos en qué momento Dios interviene en la vida de Moisés: acontece en medio de su trabajo habitual (cuidar el rebaño) y en relación a unas zarzas que arden sin consumirse. La verdad es que la presencia de Dios puede compararse a un fuego potente, que nos llena de calor interiormente y nos ilumina sin que lo podamos evitar.
Dios sorprende a Moisés y le pide algo atrevido y muy arriesgado. Algo que descoloca los legítimos proyectos de Moisés. Él había proyectado su vida al lado de su suegro Jetró en tierras de Madián. Pero, Dios se hace presente en su vida, le llama por su nombre, le calienta el corazón con su presencia y le pide que se desprenda de lo que tiene entre manos: Hay que sacar al Pueblo de la opresión de Egipto y cuenta con él.
Estamos ante un relato vocacional, Dios. sigue llamando a las personas hoy, para salir y ayudar a salir de las cárceles que nos hemos ido construyendo: Individualismo, consumismo, egoísmo... tienen muchos nombres nuestras mordazas. y Dios nos dice que, otra clase de vida es posible, caminando juntos en fraternidad lograremos cruzar el desierto y llegar a la tierra nueva en el amor.
El Evangelio nos vuelve a poner ante la urgencia de la conversión. pero no como una amenaza, sino como una provocación saludable. El buen Dios tiene con nosotros una paciencia y ternura infinitas, seguirá cuidando nuestra “esterilidad” y confiando en recoger algún fruto, Él no se rendirá nunca, cada primavera dirá lo mismo: “Espera un año más, yo cuidare de ti”. La respuesta que demos dependerá del amor con el que acojamos la ternura y el cuidado del Padre. (silencio de interiorización)
Credo
Oración de los fieles
Por la Iglesia, para que el centro de su vida sea siempre Jesús, roguemos al Señor.
Para que las personas que creemos en Jesús no repitamos un día y otro los mismos errores, sino que emprendamos una verdadera conversión, roguemos al Señor.
Para que aumente en nuestro mundo la cultura de la solidaridad, rogamos al Señor.
Por todos los que sufren, para que nos les falten palabras de consuelo y sobre todo gestos de amor, roguemos al Señor.
Por todas y todos los aquí presentes, para que vivamos con decisión la aventura del Evangelio, roguemos al Señor.
4. RITO DE LA COMUNIÓN
Monición. Jesús es alimento de salvación. La comunión con Él nos ayuda a vivir con sencillez, generosidad y compromiso, son estos los valores de todo creyente, característicos de los seguidores de Jesús.
Canto
Introducción al Padre nuestro
Te bendecimos Padre, compasivo y misericordioso,
Tú escuchas siempre las quejas de los que sufren
y rescatas la vida de todos los oprimidos.
Tú eres el Dios vivo y verdadero
que existes desde siempre y gozas cuidando la creación.
Te afecta el clamor de todos lo que te invocan;
por eso suscitas en todo tiempo testigos y profetas que dan la cara
hasta entregar la vida por el bien del pueblo.
Sus voces resuenan con fuerza porque Tú los apoyas.
Su mensaje es el que Tú les inspiras
porque intervienen y actúan en tu nombre.
Te bendecimos especialmente por Jesucristo salvador,
El mejor ejemplo de quienes han respondido a tu llamada.
No tuvo otra ambición que la de cumplir tu voluntad
y liberar a todos los oprimidos en el cuerpo y en el alma.
Querido Padre, queremos ser como Él,
realizarnos cumpliendo tu misión evangelizadora.
Líbranos de una vida baldía, estéril y fracasada.
Auméntanos las ganas de ser sal y luz: regalo para la comunidad,
que proporcione bienestar, desarrollo y salud para todos.
Agradeciendo tus dones y nuestras posibilidades, nos unimos en oración
y te decimos a una voz, la oración de los hijos y hermanos: Padre nuestro......
Gesto de la paz
Distribución de la comunión: Canto
Acción de gracias
Gracias, porque tus llamadas resuenan en nosotros; y nos incitan a realizar tus planes: humanizar la vida, extender la fraternidad, apretar la comunión ...en verdad, todos tenemos algún valor para impulsar tu Reino.
Gracias Padre, por el cuidado que pones en procurar sacarnos de la esterilidad.
5. RITO DE CONCLUSIÓN
Compromiso. Hacer una profunda revisión para ser más fecundos.
Bendición
Monición final. Se nos ha invitado a no perder la vida en cosas estériles, y también hemos oído, que vivamos con atención, dando culto a Dios y ayudando a extender su Reino, siendo, a la vez, conscientes de nuestra fragilidad.
Ahora regresemos a la calle, a la casa, al ocio o al trabajo, dando la talla de nuestra vocación. Dios nos envía y nos acompaña como a Moisés.
Buena y santa semana para todas y todos.
Canto final y despedida