Queridos hermanos presbíteros:
Estamos entrando en la Cuaresma, tiempo para vivir “el amor, la ternura y la entrega”, mirando a Jesucristo, el que nos amó con ternura y se entregó hasta la muerte y muerte de cruz y vive resucitado para darnos su Santo Espíritu, Señor y Dador de vida.